Mil deseos.




Rabia incesante.
Un odio por superar.
Vuélcate en lo que es tuyo y olvida todo lo demás.
Crees que te persigo...y en realidad eres tu mismo quien te sigue.
Pienso,
¿De qué sirve dedicarse a alguien? ¿ De qué sirve la preocupación y las congojas con un solo nombre que las identifique?
Cómo unirse al olvido.
Desaparece, permíteme que no sea yo quien te obligue a hacerlo, hazlo por mí y conseguiré que te desvanezcas para dejarme un hueco vacio en el que pensar.
Me desbordas y reconozco que no pienso en nada más.
En cada calle, en cada rambla y sala apareces y no es por delirio y tampoco por obsesión.
Tus ojos son la razón.
Me tocaste y me hundí. Conseguiste algo nuevo en mí, lo que nunca pensé que podría volver a vivir.
Decide, actúa, dame una razón.
No me des palabras, dame hechos con los que pueda no soñar pero sí vislumbrar lo que en un futuro quisiera yo que fuera.

Mil deseos...vive o vive a mi lado.