Factor tiempo, falacia sarcástica de una realidad comúnmente distorsionada. Tiempo de espera, minutos y segundos al borde de su extinción...¡¡Éso sí que es agotador!!
¿Qué tal optar por retrasar e imaginar que lo que no ves en tus manos, lo tienes y agradeces al verlo en tu mente?
Resulta tentador.
Por unos instantes, una sonrisa con reflejos minimalistas cruza el rostro. Creerse el mítico "Genio de la lámpara" cuando se trata de uno mismo, en ocasiones, nunca está de más.
" Om mani padme hum " - " La joya está en el loto "
Luego viene el intervalo entre lo poco factible y la fe. ¡Dilema existencial a bordo!
Secreto inconfesable, aunque a la vez es determinación subjetiva.
Mi cordura ha perdido su funcionalidad y mi corazón solo elige un camino de dos. ¿Obedezco a una razón que ha perdido la lógica en algún rincón, o a un sentimiento cuyo origen desconozco?
Atada al lema del existencialismo de las casualidades, yo me digo...qué oportunas, qué tan miserablemente oportunas todas y cada una de las casualidades.
Y escucho; son señales!, son respuestas!, son mensajes!, es la vida!, es el destino!
En ese caso, que así sea, más no concibo la falta de una respuesta clara y tangible y eso, me temo, está resultando un problema. Una reserva a largo plazo, cuya decisión en su momento tomó una ingenua e inocente adolescente.
En busca de una filosofía convincente, extraigo:
" La práctica diaria de la gratitud es uno de los conductos a través de los cuales te llegará la riqueza" - Wallace Wattles
Por extraño que parezca, la vida está llena de placeres.
En ocasiones hace falta que nos abran los ojos. El quién da más bien igual, el caso es despertar y aceptar la cita que nos ofrece la vida para deleitarnos con lo más maravilloso y sencillo.
Una tarde sin planes ni límites de horario, una taza de café y un poderoso mensaje subliminal. Detalles como éstos pueden cambiarle a uno las energías.
El pesimismo y la apatía se transforman en optimismo e ilusión. La lucha por la felicidad se enciende como una bombilla que después de meses apagada, brilla de nuevo.
Me intento convencer de que no se trata de un brote de ingenuidad, es más bien un rescate en toda regla. Pasamos por rachas buenas y malas y por desgracia nuestra tendencia es enfatizar las negativas. Nos cubrimos la visión en los mejores momentos. Disfrutamos, pero corremos un tupido velo y nos olvidamos de agradecer. Dar gracias por ellos y por todo lo bueno que tenemos, que seguro no es poco.
Me he dado cuenta de que en realidad siempre hay algo que agradecer, algo por lo que sonreír, algo por lo que autoconvencerse de que hoy puede y va a ser un gran día, simplemente porque así lo decido.
Nada es tan complejo, nada es tan importante, nada es tan imposible. Éstas, sí deben ser valoraciones objetivas.