Saboreando el paraíso.

Es lindo ver que vivimos únicamente solos. Dar todo, entregarse sin ningún fin, sin esperar nada a cambio, simplemente por el hecho de sentirse realizado. Dar y dar hasta no poder más y llegar al límite, el límite de tus fronteras, ésas que no creías nunca poder traspasar, de ser capaz de cruzarlas porque eran imposibles de destrozar. Soñar con aniquilar, imaginar que con tus propias manos puedes con ello, y como si de humo se tratase, desapareciera, se esfumase. Todo aquello con lo que creías haber convivido alguna vez, deja de existir para dejar un mejor lugar que ocupar.
Sentirse flotar, existir, simplemente sentirse...
Esos nombres que tan poco significan, que tan poco fiables son. Dicen, en alguien se debe creer y, ¿para qué?, si al fin y al cabo, no se reciben más que malas palabras, acciones injustas, y sonrisas que no deberían exisistir nunca. Personajes pasajeros que interrumpen tu trayecto...ése al que tanto amamos en ocasiones y que por justamente dichas circunstancias, se acaba agrietando. Maleficios, arpías y pequeños diablos acechan tu realidad para convertirla en una de las estrellas más pobres de tu vida.
Pero abres lo ojos ante un paisaje sin fin. La fresca brisa te despierta y reconoces que lo que realmente se anhela no es una compañía mejor, ni siquiera que tu vida vaya a mejor, sino una oportunidad. Un nuevo sentimiento que sustituya al anteriormente vivido...un golpe de novedad y confianza.
Porque, ésto no es nada más que un escalón más que subir para llegar al paraíso.

1 comentario:

  1. pero sabes una cosa? eso solo son baches en el camino, necesitamos cruzarnos con ellos para darnos cuenta de lo que realmente importa;)

    muaa baby!

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