ghost.


Una clara imagen.
Un ebrio recuerdo.
Un momento aún vivo.

Laila no conocía esos reflejos dorados que deslumbran su día a día, hasta ahora.
Agua fría. Un golpe de una tal brisa eterna llamada pasión , la persigue sin piedad y no comprende.
Un vacío, piensa. Algo queda por rellenar, un nombre al que nombrar sin miedo, una piel que rozar sin necesidad de imaginar, unos ojos que observar sin pensar su deber o no.

Desea el momento, ha soñado con él y siente que debe ocurrir. Es una irrealidad bajo dominio suyo pero tan real como las horas de sueño imposible al acostarse y el despertar solitario que vive cada mañana.

Envía mensajes a un infinito del cual, por ahora, no recibe respuesta pero tiene fe. Tiene el control y consigue cualquier petición realizada...

Paciencia lee, escucha y recibe de mente en mente. Sus astros le recomiendan tiempo y no alterar sus sentimientos y por ello se mantiene firme y despierta a cualquier señal.


Sigue en pié. Si lo ve en su mente, lo tendrá en sus manos.

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