Nunca me había encontrado con algo tan sensible y tierno como es "Escribo para ti"
Un amor por la palabra y la dicha difícil de encontrar hoy en día.
Por ello, dejo escrito:
Fue en ese instante, justo en ese instante -efímero e indeleble- cuando reconocí… la felicidad.
Y es que este sentimiento, tan innato como complejo, tan poderoso como inspirador, parece llevar en si los rostros del mundo. En el metro, en las cafeterías, en el ascensor o en la oficina, en los mercados o en las aceras de cualquier ciudad; siempre en nuestras conversas, en el pensamiento, en el ritmo del respirar, en el modo de soñar.
Su poliédrica naturaleza se cuela en nuestras vidas esquivando barreras, abordando culturas y contextos como si al final y desde el principio su genuinidad se hallara en la simple mirada siendo ésta instinto, aroma, o sensación. Cobrando sólo con el inevitable paso del tiempo, matices diversos, significados personales por convivir en él la normalidad y el misterio, la pasión y la desgana, lo idílico y lo rutinario.
Porque la belleza y el dolor, el latido acelerado o el sereno hormigueo, no se acoge o tolera siempre de la misma manera; porque la expresión del amor tiene la libertad de lo intangible, de lo difícilmente etiquetable. Y existirán todavía quienes se resisten a sus aullidos- a su fuerza- quienes no aceptan que desde dentro, a menudo, no se distingue el triunfo o la derrota y lo que con o sin tópicos importará será… haberlo vivido.
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